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Colesterol LDL: una amenaza silenciosa que Colombia debe enfrentar con urgencia.

  • Foto del escritor: en97 lactam
    en97 lactam
  • 14 oct
  • 2 Min. de lectura

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En Colombia, las enfermedades cardiovasculares siguen siendo una de las principales causas de muerte, responsables de una de cada tres defunciones en el país. En este contexto, el colesterol LDL, conocido comúnmente como "colesterol malo", se ha convertido en un enemigo silencioso pero decisivo en la salud pública. Aunque no presenta síntomas evidentes en sus etapas iniciales, sus consecuencias pueden ser devastadoras: infartos, accidentes cerebrovasculares (ACV) y otras enfermedades graves del corazón y el cerebro.


El control del colesterol LDL no solo es relevante por razones médicas, sino también por su profundo impacto económico y social. Se trata de un factor de riesgo modificable, lo que significa que su manejo efectivo puede evitar miles de muertes y reducir la presión sobre el sistema sanitario nacional.


El costo de no actuar


Las cifras no dejan lugar a dudas. Según la Organización Mundial de la Salud, cerca del 60 % de las enfermedades cardíacas están relacionadas con niveles elevados de colesterol LDL. En 2019, este factor contribuyó a la muerte de 4,4 millones de personas en todo el mundo, y Colombia no es la excepción.


De cara al futuro, las proyecciones para el país son preocupantes: se estima que, para el año 2035, la prevalencia de enfermedades cardiovasculares alcanzará los 1,6 millones de casos, con un impacto económico que podría superar los 14 billones de pesos. Este panorama exige una respuesta urgente y estructurada desde el sistema de salud colombiano.


¿Qué pasaría si Colombia lograra reducir el colesterol LDL en un 50%?


Implementar medidas efectivas para disminuir a la mitad los niveles de colesterol LDL en pacientes con enfermedad cardiovascular aterosclerótica, especialmente aquellos de alto o muy alto riesgo, podría cambiar radicalmente este escenario. En un período de cinco años, se podrían evitar hasta 105.826 eventos cardiovasculares mayores, incluyendo infartos, ACV y muertes prematuras por causas cardiovasculares.


Además, este avance tendría un impacto económico significativo: se estima una reducción de COP $3,4 billones en los costos asociados a la atención de estas enfermedades, lo que representa una caída del 36% frente a un escenario en el que no se controle este factor de riesgo.


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¿Cómo está avanzando Colombia?


A pesar del potencial de estas cifras, la realidad actual en Colombia es preocupante. Más del 90 % de los pacientes en alto riesgo cardiovascular no están alcanzando los niveles óptimos de colesterol LDL recomendados por las guías clínicas. Esta falta de control se traduce en un mayor riesgo de eventos graves y una creciente presión sobre el sistema de salud. Diana Díaz, directora médica de Novartis Colombia, advierte que “es momento de acelerar la implementación de estrategias de prevención, seguimiento y manejo basadas en evidencia para cambiar esta tendencia”.


Un llamado a la acción


Colombia tiene la oportunidad de liderar un cambio transformador en salud cardiovascular. La clave está en una combinación de compromiso institucional, liderazgo clínico, acceso a tratamientos innovadores y educación ciudadana. Actuar ahora no solo salvará vidas, sino que aliviará la carga económica y social que suponen las enfermedades cardiovasculares para el país. El colesterol LDL puede ser silencioso, pero su impacto no debe ser ignorado.

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